Con la implementación del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros Danilo Medina se convierte en el primer presidente en los últimos 75 años en ejecutar un programa destinado a registrar los inmigrantes ilegales en el país.
Los haitianos comenzaron a llegar en masa a República Dominicana para trabajar en el corte y tiro de la caña de azúcar a partir de 1940 después que el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina comprara los ingenios a la corporación Sugar Company, descontinuando la práctica de traer obreros desde las islas inglesas en las Antillas Menores (cocolos) y establecer un acuerdo con el presidente de Haití, mediante contrato para traer obreros haitianos, pero gran parte de ellos al terminar las zafras no retornaban a su país y permanecían en territorio dominicano como ilegales procreando familias en los bateyes.
Estos extranjeros debían trabajar 12 horas diarias, pero en 1947, realizaron la primera manifestación encabezada por Mauricio Báez obligando a reducir la jornada laboral a ocho, pero el líder obrero fue forzado por el régimen a salir del país como exilado en Cuba, donde fue desaparecido, según el presidente del Consejo Nacional de la Unidad Sindical, Rafael (Pepe) Abreu.
La dictadura creó la Corporación Azucarera Dominicana (CAD) y llegando administrar 15 ingenios, entre ellos Río Haina, Barahona, Consuelo, Ozama, Boca Chica, Porvenir, Santa Fe, Quisqueya, Catarey, Esperanza, Monte Llano y Amistad estableciendo asentamiento de haitianos ilegales en las provincias de San Pedro de Macorís, La Romana, Santo Domingo, Barahona, Monta Plata, San Cristóbal y Valverde y al ocurrir la desaparición física de Trujillo en 1961, mediante la Ley 7 se creó el Consejo Estatal del Azúcar, según los registros históricos de la misma institución.
Los problemas migratorios de los haitianos en República Dominicana adquirieron mayor impulso con el boom de la industria azucarera a finales de las décadas de 1960 y 1970 por la gran demanda de azúcar en los mercados internacionales como consecuencia de la guerra de Vietnam.
Ese flujo de trabajadores haitianos motivó al Gobierno dominicano a proponer al presidente y dictador de Haití, Jean Claude Duvalier (Papa Doc), la contratación de miles de obreros de ese país y a principios de la década de 1970 a la contratación formal de esos trabajadores, en cantidades de 20 a 22 mil para cada zafra, según los registros azucareros del CEA.
La industria azucarera dominicana estaba dividida entre los sectores privado (Grupo Vicini y Golf and Western hoy Central Romana) y la estatal, por el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), con 12 ingenios, que buscaban mano de obra sólo en Haití porque era más barata y bajo la supervisión del CEA y la embajada de Haití custodiados por miembros del Ejército.
Estos obreros eran insuficientes y el Gobierno dominicano a través del CEA mandaba a reclutar entre 10 a 12 mil braceros en cada zafra, que se integraban de manera individual en los campos y bateyes del Estado.
Fuente El Nacional
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