Por Robert Vargas
En principio, todo el mundo piensa que, efectivamente, al periodista y abogado Napoleón Rojas lo asesinó la pandilla de delincuentes, en la que estaban dos "ex agentes de la policía", que le dispararon por la espalda durante un atraco en un negocio de su propiedad.
La bala, en su penetración provocó destrozos en un pulmón, alguna costilla y, finalmente, en el hígado.
Los tres criminales escaparon de la escena dejandolo por muerto.
Sin embargo, quienes lo asistieron, cuando se desangraba, tuvieron la feliz e inteligente idea de llevarlo al hospital Dr. Darío Contreras, que tiene la fama de que sus médicos "hacen gentes".
De haberlo llevado a cualquiera de esas clínicas privadas, por muy grande y bonitas que se vean, es seguro que habría muerto en pocos minutos.
Ocurre que en estas clínicas, expertas en sacarle dinero alos clientes, no tienen ahí, en la emergencia, todos los especialistas que se requieren.
En el Hospital Dr. Darío Contreras es distinto.
Por eso, fue genial la idea de llevar a Rojas a ese centro sanitario donde los médicos, quizás los mejores de la República Dominicana, en su especialidad, se emplearon a fondo y lo salvaron.
Quizás si Rojas es ingresado en la sala de emergencia con cinco minutos de diferencias, este habría muerto.
Pero no fue así, y Rojas, lentamente, fue recobrando la salud con el cuidado extremo de un equipo de médicos especialistas que condujo todo el proceso.
El tratamiento, habría dicho el Director del Hospital, Dr. Manuel Cuello, supuestamente costó unos seis millones de pesos.
Ese monto parece algo exagerado.
Pero eso es lo que él dice y fue ese uno de los argumentos que esgrimió en forma áspera y agresiva para exigir que, tres semanas después de ser ingresado, Rojas fuera sacado del hospital, según le dijeron a Ciudad Oriental fuentes sanitarias.
Cuello estaba desesperado y ya no quería a ese paciente más tiempo en su hospital, a pesar de los ruegos de algunos médicos.
Otros médicos también estaban furiosos y dispuestos a provocar una rebelión si Rojas no era sacado de inmediato de la sala en la que había sido alojado y que es de uso exclusivo de los galenos, para tratarlos en caso de que tengan que afrontar una urgencia.
Se trata de una sala que un laboratorio acondicionó y equipó especialmente para los médicos y en el que el Estado no invirtió más dinero que su construcción dentro del hospital.
La idea es que los médicos del hospital convertidos en pacientes tuvieran un lugardigno donde ser atendidos.
Por eso, un grupo de galenos estaba gestando una rebelión para sacar a Napoleón de esa sala, singularmente acogedora.
El problema era que si el paciente era llevado a otra sala, podría contaminarse con alguna bacteria.
Todos conocen las condiciones deplorables del Hospital Dr. Darío Contreras con Pacientes amontonados y, sobre todo, que en este momento está en proceso de reconstrucción, por tanto los ruidos de martillos y el polvo abundan.
Cuando se llegó a este nivel de la situación con Napoleón Rojas, ya este comía, bromeaba, caminaba, reía, jugaba.
En pocas palabras, el hospital lo salvó.
El pulmón estaba en franca recuperación, lo mismo el hígado, según le comentaron a Ciudad Oriental fuentes médicas.
Pero la presión de los médicos por su habitación y la desesperación del Director por los supuestos gatos millonarios hicieron crisis y Napoleón fue a parar primero al hospital Padre Billini y, finalmente, a la Plaza de la Salud.
Cuentan parientes de Napoleón que este estaba tan bien que hasta llegó "peleando" para que no lo llevaran de nuevo a una sala de cuidados intensivos.
Con el ingreso de Napoleón a la Plaza de la Salud, dicen las fuentes, inició el principio del fin de la vida del paciente, que ya estaba en camino de la recuperación franca.
Quizás, la clave de la muerte de Napoleón está en su espalda: allí tenía unos hematomas, según las fuentes.
Estos hematomas habrían sido provocados por unos "ejercicios de percusión" (unos "golpesitos") por la espalda del personal de la Plaza de la Salud "para animarle el pulmón", sin tomar en cuenta la debilidad del higado.
Las fuentes médicas consideran que fueron esos "ejercicios de percusión", los que provocaron el deterioro del hígado, la hemorragia y la muerte del periodista.
Por eso, en el Hospital Dr. Darío Contreras hay médicos que están furiosos con sus colegas de la Plaza de la Salud.
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"Se lo entregamos bien y ellos...".
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