SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El viernes 7 de febrero Rubén Darío Miqui llegó al edificio donde reside en Arroyo Hondo, guardó su “pasola” y cruzó la calle para conversar con una vecina. Luego de varios minutos, una patrulla policial lo abordó.
Los agentes le ordenaron no moverse hasta que llegara “el capitán”. El motivo del aparataje policial contra este ciudadano era que, supuestamente, tenía el "perfil de un ladrón" que los agentes buscaban.
El capitán llegó y sin mediar muchas palabras le dijo que sería apresado “por ser muy parecido” al supuesto ladrón que buscaban.
Rubén se resistió al arresto arbitrario e ilegal. La vecina lo defendió: “el es un vecino, vive ahí al frente”, le dijo.
Pero esto no importó, tampoco importó que salieran todos los vecinos a dar testimonio de que se trataba de un ciudadano honesto. Incluso el guardián del edificio donde vive y varias familias del mismo edificio defendieron a Rubén Darío.
“Él es de aquí, no se lo lleven” "¿Por qué le hacen eso?”, argumentaban todos, pero sólo recibían como respuesta insultos impronunciables de los policías.
Rubén se resistió al arresto, no entendía por qué debía ser apresado si no había cometido ningún delito.
“¡Usted va preso y punto!”, dispuso arbitrariamente el oficial sólo identificado como el Capitán Medina, al tiempo en que lo golpeaba con sus esposas hasta el punto de herirlo. Golpeado y reducido, Rubén Darío se vio obligado a ceder, y fue llevado al destacamento policial de Arroyo Hondo.
“¿Usted sabía que en Estados Unidos por resistirse a un arresto a usted lo matan?”, con esta expresión lo recibió el agente a cargo del destacamento, el mismo agente del "orden" que se quería quedar hasta con un chocolate que Rubén tenía en su cartera.
“Un mensajero de donde yo trabajo parece que vio cuando me entraron al destacamento y entró a ver en qué ayudaba. Luego de hablar con el agente a cargo, este decidió “entregárselo” al mensajero. Todo se redujo a una explicación simplona: “No era él a quién buscábamos”.
Pero no lo podían dejar ir sin entrarlo al “cuartico” a desnudarlo y revisarle hasta la parte más escondida de su cuerpo. “Y no entendía para qué, si ya habían dado la orden de soltarme”.
Luego de esto le muestran la imagen del supuesto ladrón que buscaban.
“Una persona bajita, yo mido seis pies, una persona de pelo corto, yo tengo el pelo largo, es insólito que me hayan confundido”, expresa Rubén Darío indignado.
“Pero eso no se queda ahí, al otro día yo llamo al palacio (de la Policía Nacional) a denunciar lo que me hicieron, y lo primero que hace el que tomó la llamada fue tirar por la radio, capitán Medina, capitán Medina, aquí hay un susodicho dando una queja de usted”.
Rubén Darío Miqui, reflexivo y apesadumbrado, ha quedado con las dudas sobre el estado de derecho en la República Dominicana.
Fuente Acento.com.
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