6.8.13

Ronnie Biggs celebra su papel en "el robo del siglo" 50 años después

LONDRES.- El ladrón convicto Ronnie Biggs, uno de los autores del atraco en 1963 al tren postal de Glasgow (Escocia) a Londres, se mostró hoy "orgulloso" de haber participado en el llamado "robo del siglo", del que el próximo 8 de agosto se cumplirán cincuenta años. 
Biggs, que ahora está ingresado en una residencia en precario estado de salud, dice no tener ningún remordimiento por el hurto, en el que una banda de 15 delincuentes se hicieron con 2,6 millones de libras (3 millones de euros) -equivalentes a unos 41 millones de libras actuales (47,5 millones de euros)- en una operación cuidadosamente planeada y sin armas. 
 El 8 de agosto este anciano, que en 1965 se fugó de prisión y estuvo huido antes de su captura y encarcelamiento en el Reino Unido en 2001, celebrará dos cosas: su 84 cumpleaños y el 50 aniversario del robo que le hizo famoso. 
"Si me preguntan si tengo remordimientos por haber sido uno de los ladrones del tren, mi respuesta es ¡no!", asegura Biggs, quien no puede hablar y se comunica con una tabla con el alfabeto, en declaraciones recogidas por la agencia local PA. 
"Iré más lejos: estoy orgulloso de haber sido uno de ellos. También me complace que se me llame 'el recadero' o 'el cerebro'. 
Estuve allí esa noche de agosto y eso es lo que cuenta. Soy uno de los pocos testigos, vivos o muertos, del 'robo del siglo", añade. De lo único de lo que si se arrepiente es de que resultara herido de un golpe en la cabeza el conductor del tren, Jack Mills, que se negó a colaborar con la banda que interceptó el tren de madrugada a la altura del condado inglés de Buckingham.
 "Es lamentable, lo he dicho muchas veces, que él resultara herido, y no fue la única víctima, pues quienes han pagado el precio más alto por el 'gran robo del tren' han sido las familias de todos", asegura. 
"Todos ellos han pagado el precio de nuestra implicación en el robo; un elevado precio, en el caso de mi familia", mantiene. 
 En un calculado complot dirigido por Bruce Reynolds, en el que participaron 17 personas, contando con dos informantes, los delincuentes manipularon las señales ferroviarias para que el convoy tuviera que parar y cortaron los cables de teléfono para que los maquinistas no pudieran comunicarse con los supervisores. 
 En el espacio previsto de media hora, los ladrones, la mayoría del sur de Londres, tuvieron tiempo de llevarse 118 de las 126 sacas que había con dinero en billetes de 1 y cinco libras, y las cargaron en vehículos preparados, un gran botín cuya mayor parte no se ha recuperado. 
 Solo fueron condenados tres de los autores, entre ellos Biggs, quien tras décadas fugitivo -durante las que residió en Australia y en Brasil- en 2001, después de sufrir varias embolias, volvió voluntariamente a Inglaterra, supuestamente para recibir tratamiento, donde fue detenido. Biggs fue excarcelado en 2009 por su precario estado de salud a petición de su familia, y desde entonces vive en una residencia en el norte de Londres. 
 Con motivo del quincuagésimo aniversario del robo, considerado uno de los más audaces del siglo XX, se ha publicado el libro "El Gran Robo del Tren -50 aniversario- 1963-2013", donde se revelan detalles inéditos del suceso con testimonios de Biggs y el cabecilla Reynolds, que murió el pasado febrero.
 Los autores del libro son Nick Reynolds, hijo del líder, y el biógrafo de Ronnie Biggs, Chris Pickard, quienes han señalado que su objetivo es "aportar claridad" a una historia que forma ya parte del anecdotario británico.

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