Italia, (AP).- Fortalezas y atalayas de piedra que durante siglos montaron guardia contra los piratas se alzan ahora sobre aguas prístinas amenazadas por un peligro moderno: el combustible atrapado en los tanques del lujoso buque encallado Costa Concordia. Unas 2.400 toneladas de viscosa materia negra podrían derramarse y contaminar aguas del Mediterráneo donde los delfines juegan en torno de los veleros y la pesca es tan apreciada que vienen mayoristas de toda Italia a comprar bacalao, langostas, pez espada y otros manjares.
"No tenemos nada que envidiarle al Caribe", dijo Francesco Arpino, un instructor de buceo en el lujoso balneario de Puerto Ercole, destacando cómo el lecho de granito ayuda a mantener una visibilidad cristalina incluso a 40 metros de profundidad.
En estas aguas transparentes, los buzos se deleitan con hipocampos y coral rojo, mientras en la superficie juegan enormes ballenas. Pero cunde el miedo en este paraíso, que incluye un tramo de costa toscana donde veranean estrellas del deporte y el espectáculo, políticos y la realeza.
El mal tiempo no sólo dificulta la búsqueda de los desaparecidos del Concordia sino que demora el inicio de una operación de bombeo que se prevé durará varias semanas hasta retirar todo el combustible. Se han colocado barreras flotantes en torno de la nave para tratar de contener cualquier derrame.
El Concordia se encuentra a pocos metros de una abrupta caída del lecho marino. Si el oleaje lo desplazara de su precario asentamiento, podría caer a una profundidad de 20 a 30 metros, complicando aún más la operación de bombeo y tal vez abriendo grietas en los tanques de combustible.
El ministro de ambiente italiano advierte que en ese caso, el combustible impediría el paso de la luz del sol, vital para la vida submarina. Una semana después de estrellarse contra un arrecife frente a la isla turística y pesquera de Giglio, el casco de 114.000 toneladas del Concordia descansa de costado sobre un lecho marino rico en vegetación que es vital para el ecosistema.
El peso muerto probablemente ha dañado una cantidad de vida marina, tales como esponjas, crustáceos y moluscos en peligro de extinción, y eso sin que se haya derramado una gota de combustible, dicen los ambientalistas.
Las siete islas del archipiélago toscano son el corazón del parque marino más grande de Europa, que ocupa unas 60.000 hectáreas líquidas. Incluyen la isla de Elba, donde Napoleón estuvo exiliado, y Montecristo, uno de los escenarios de la novela "El conde de Montecristo" de Alejandro Dumas. Hay una lista de espera de dos años para poder visitar la isla. Sólo 1.000 personas por año pueden hacerlo, acompañadas por guardaparques.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario