América Latina y el Caribe, pese a unas leyes "altamente restrictivas", es la región del mundo con la tasa más alta de abortos inducidos y la situación puede ir de mal en peor, aseguró la especialista mexicana Fátima Juárez.
En 2008 se realizaron 4,4 millones de procedimientos para interrumpir embarazos en América Latina, en un 95 por ciento de los casos de manera clandestina e insegura, según una nueva investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Guttmacher, una organización no gubernamental de la que Juárez es asesora.
Esa cifra, que supone 300.000 casos más que en el 2003, equivale a 31-32 abortos por cada 1.000 mujeres de edades entre 15 y 44 años, una tasa superior a la de otras regiones del mundo en desarrollo como África, con 29, y a la mundial, que ha experimentado un leve descenso o estancamiento desde 2003 y se sitúa en 28.
Por subrregiones, el Caribe está a la cabeza, con 39 abortos por cada mil mujeres en edad reproductiva (15 a 44 años), seguido de América del Sur, con 32, y de América Central y México, con 29.
En el caso de México, donde se calcula que se hacen un millón de abortos ilegales al año, la tasa pasó de 24 a 33 entre los años 1990 y 2006, subrayó Juárez, perteneciente al Colegio de México.
Para la especialista, el repunte de los abortos en América Latina tiene que ver con que las mujeres de la región, cada vez más educadas y emancipadas, se plantean tener menos hijos pero faltan servicios de planificación familiar adecuados que provean métodos anticonceptivos para las necesidades específicas de cada mujer.
Por eso piensa que si no se toman medidas, las interrupciones de los embarazos en América Latina pueden seguir creciendo y con ello también los riesgos para la salud de las mujeres.
De acuerdo con el estudio de la OMS y el Instituto Guttmacher, con sede en Nueva York, el nivel de inseguridad de los procedimientos para interrumpir los embarazos no deseados en la región sigue siendo altísimo (95 %).
Al respecto, estadísticas de la OMS señalan que en el 2008 el 12 por ciento de todas las muertes maternas en América Latina y el Caribe, lo que significa 1.100 casos, se debió a abortos inseguros y que cerca de un millón de mujeres de la región son hospitalizadas cada año por complicaciones derivadas de ese tipo de procedimientos.
El estudio indica que las latinoamericanas y caribeñas que quieren interrumpir sus embarazos recurren a comadronas tradicionales, a médicos y enfermeras, que generalmente proveen servicios más seguros, o tratan de hacerlo por sí mismas.
Obviamente, las mujeres con más recursos económicos tienen acceso a métodos más seguros.
Los medicamentos están ganando terreno a las intervenciones quirúrgicas en el campo de los abortos inducidos.
El uso de fármacos, como la mifepristona o el misoprostol, "es cada vez más común en toda la región y ha aumentado la seguridad de los procedimientos clandestinos", señala el informe, que menciona a Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y la República Dominicana como los países donde es "particularmente común" esta opción.
El estudio abarca también los aspectos legales de las terminaciones de embarazos no deseados.
En siete de los 34 países y territorios de América Latina y el Caribe el aborto está totalmente prohibido: Chile, El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Surinam.
Solo en Cuba, Guyana y Puerto Rico el aborto es legal en términos generales, y en los otros países hay distintas causales para permitirlo como el riesgo de vida para la madre, la malformación fetal o el hecho de que el embarazo sea fruto de una violación.
Eso significa, según el estudio, que el 95 por ciento de las mujeres latinoamericanas y caribeñas en edad reproductiva vive en países donde la ley es "altamente restrictiva" respecto a las interrupciones voluntarias de embarazo.
La penalización no frena los abortos sino que "los hace cada vez más clandestinos y por tanto inseguros", dice Juárez.
El estudio no arroja luz sobre la edad de las mujeres que se someten a abortos en América Latina y el Caribe, pero Juárez destaca que es "trágico" el panorama de las jóvenes.
Cada vez son más los jóvenes de la región activos sexualmente pero generalmente no usan anticonceptivos de manera sistemática y se mantienen al margen de los programas de planificación porque no les gusta mezclar su sexualidad con lo médico, dice.
Finalmente, Juárez mencionó el caso de una niña argentina de once años que, según sus familiares, sufrió abusos sexuales y está embarazada, pero va a seguir con la gestación aunque la ley permite el aborto en este caso, para señalar que no basta con tener leyes sino que es necesario agilizar los mecanismos para que se apliquen de manera expedita.
EFE
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