27.12.11

Trabajadores estatales con temor ante conversión en privados en Cuba

Acostumbrados durante 50 años a que 'papá Estado' resolviera todos sus problemas, muchos cubanos recibieron con temor la decisión del presidente Raúl Castro de profundizar un plan que convierte a empleados de empresas públicas en trabajadores privados. 

"Nos va a ir mal, este taller ha funcionado durante años con las piezas y herramientas que nos da el Estado. ¿De dónde las vamos a sacar ahora?", dijo a la AFP Juan García (52 años), mientras reparaba este martes una olla de presión, en el taller estatal "Vostok", en la céntrica calle San Lázaro de La Habana.

Los nuevos trabajadores por "cuenta propia" (privados), parte de un programa que comenzó en forma experimental con las barberías en abril de 2010, pasarán a alquilar al Estado los locales y medios que utilizan actualmente, según las disposiciones publicadas el lunes en la Gaceta Oficial.

La medida, que entrará en vigor el 1 de enero y se aplicará inicialmente en seis de las 15 provincias de Cuba, incluida La Habana, les permite firmar contratos de arriendo de los locales "hasta por 10 años", prorrogables.

Los nuevos negocios privados fijarán el precio de sus servicios y serán exonerados del pago de alquiler "hasta un año" si costean la refacción de los locales que, como el "Vostok", tiene una sólida estructura, pero un aspecto lúgubre.

García, con 20 años de experiencia como reparador de enseres menores, dirigió el taller durante casi 10 años hasta que hace "unas semanas" pasó ser un empleado más, pues "tras el arriendo no habrá jefe". 

"Para arreglar esta olla china, tenemos que hacer maravillas, porque el taller central generalmente nos da pocas piezas (de repuesto), pero desde que se anunció lo del arrendamiento, ya no nos dan nada. ¿Entonces?", comentó García, resumiendo su gran preocupación.

A unos 20 metros del "Vostok", que debe su nombre a la luna de miel que vivió Cuba durante 30 años con la entonces Unión Soviética -hasta su desintegración en 1991-, se encuentra el taller estatal de reparación de calzado "La Nueva", que entrará en arriendo este 3 de enero.

"No sé si me vaya mejor o peor, lo que sí sé es que me voy para mi casa", dijo Lázara Guerra, de 56 años, 36 ellos en el oficio de zapatera, y quien optó por no sumarse al nuevo sistema.

"¿Qué voy a hacer cuando se me rompa esta máquina? ¿Tendré que pagar el arreglo?", añadió la mujer, mientras otro zapatero, que prefirió no revelar su identidad, dijo estar contento, porque podrá "poner el precio que quiera" a los clientes.

De su lado, para Miguel Vigoa (45), técnico de radio y televisión también del Vostok, el programa de Raúl Castro de convertir empleados estatales es "un experimento que puede salir bien o mal".

"Llevamos 50 años haciendo experimentos. ¿Qué garantía tengo de que éste funcionará?", se preguntó Vigoa, que lamentó que "los de arriba" (sus jefes) ya anunciaron a los empleados del taller que deberán devolver las herramientas de trabajo que les suministraron hace cinco años.

Los empleados de las barberías y peluquerías estatales comenzaron a pasar gradualmente el año pasado a un régimen especial experimental como trabajadores privados, rentando los locales y equipos al Estado, pagando además impuestos y una cuota de seguridad social. 

Esta experiencia fue bien evaluada el viernes por el Parlamento cubano, que también examinó la ampliación del sector privado, unas de las principales reformas impulsadas por Raúl Castro y aprobadas en abril por el VI Congreso del Partido Comunista (único), para hacer eficiente el agotado modelo económico de la isla, de corte soviético, vigente durante medio siglo.

"Me va mejor, pero no mucho mejor" y "no tiene porque irle mal a ellos", dijo el barbero Ramiro González, cuyo local, también sobre la calle San Lázaro, entró este mes en la nueva modalidad.

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