Alrededor de 200 parejas se encuentran en una lista de espera en el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani), interesadas en recibir un niño en adopción, ante la imposibilidad de procrear. La cantidad de menores pendientes de ser dados en adopción son manejados confidencialmente por Conani, según expuso la gerente de Adopciones, Librada Vidal, quien explicó que como la adopción es una medida excepcional, primero gestionan que el niño permanezca en el seno familiar.
Un total de 73 menores fueron dados en adopción en el año 2010 por Conani, la cual está facultada por la ley 136-03 para llevar el procedimiento administrativo, previa autorización del tribunal de niños, niñas y adolescentes.
La mayor cantidad de adoptados ese año fue de sexo masculino, pues según expresó Vidal, el dominicano no tiende a abandonar niñas, porque se utilizan como trabajadoras domésticas, para cuidar a sus hermanitos o para cuidar a los padres cuando sean adultos mayores.
“Hay personas que quieren niñas y prefieren ceder el turno cuando el candidato en adopción es masculino”, enfatizó.
Aunque la ley permite la adopción de menores hasta los 18 años, los de mayor demanda oscilan entre uno a tres años. A partir de esa edad, resulta más difícil ubicarlos en una familia adoptiva, aunque Vidal expresa que lo logran.
Solo 19 fueron adoptados por parejas extranjeras. La gerente de Adopciones del Conani indicó que por lo general son niños abandonados o hijos de cónyuges fallecidos, porque la madre o el padre permiten que su pareja los adopte.
El simple hecho de ser abandonados no le da potestad a Conani para entregarlo en adopción, según precisó Vidal, sino que se debe agotar primero un procedimiento para que un tribunal lo declare en estado de abandono.
La adopción, que sólo puede ser tramitada vía el Conani y autorizada mediante sentencia de un tribunal, permite a esas personas establecer un vínculo de filiación voluntario con un menor, y a éste gozar de todos los derechos y obligaciones del hijo biológico, amparado en el artículo 116 de la ley 136-03 o Código del Menor.
Vidal advierte que las entregas entre particulares están prohibidas. Para darlo en adopción se debe llevar primero a Conani.
Aclara que Conani no penaliza a nadie por entregar en adopción y pide que se lo lleven en vez de entrar a un niño en una cuneta o en una cisterna.
Sostiene que ha tenido casos de madres que quieren darlos en adopción desde el embarazo y luego desisten, por las orientaciones de Conani.
“Porque a veces es producto de la desesperación, buscamos un familiar que le ayude. De 10 casos que nos llegan aquí, 2 al final deciden entregarlo”, apuntó.
Medida de excepción
Aunque la adopción es una medida de excepción contemplada en el Código del Menor, es una práctica que se mantiene en el país debido a que madres abandonan a sus vástagos alegando no poder tenerlos.
La gerente de Adopciones del Conani explicó que la adopción no es promovida, sino la reinserción del menor a su familia biológica o extendida, como abuelos, tíos, hermanos.
Expone que estudios sicológicos han determinado que el seno familiar es el mejor espacio para un niño desenvolverse emocionalmente.
Expone que cuando se recurre a la adopción es porque en su familia no aparece nadie que se pueda o quiera hacer cargo de ese menor o cuando se trata de niños abandonados.
Vidal apunta que menores llevados por sus madres a Conani para darlos en adopción, porque no pueden mantenerlos, son acogidos allí pero en calidad de guarda o protección, hasta que los padres mejoren su situación económica.
“Cuando los damos en adopción es porque no hemos encontrado a nadie, ningún vínculo, nadie que se quiera hacer cargo del niño”, enfatizó. Pero al mismo tiempo, cuando aparece alguien que dice ser el padre del menor, lo someten a una prueba para confirmarlo.
El proceso
Vidal expresó que un proceso de adopción puede durar entre 18 a 24 meses y que depende mucho de la agilidad con que los futuros padres adoptantes completen los requisitos y la cantidad de niños que estén pendientes de adopción.
TRAUMAS PSICOLÓGICOS
Librada Vidal explica que la adaptación del niño en su nueva familia depende del tiempo en que se desprende de su vínculo biológico. Sostiene que un niño que se desprende al nacer, no conoce lo que le está pasando, no entiende; diferente a si es abandonado en un patio a la edad de cinco años, que pasa por un duelo o una pérdida. Por eso plantea la importancia de preparar a ese niño para esa fase de adopción, porque tiene temores de que lo vayan a dejar otra vez, aunque Vidal sostiene que cada caso es diferente, porque hay niños que asimilan muy bien, pero otros no.
La ley 136-03 reconoce a los niños el derecho de saber su origen familiar. Vidal sostiene que el momento apropiado para informárselo es desde el momento de la adopción. Dice que la experiencia ha demostrado que los niños que conocen su origen desde el inicio asimilan el proceso mejor que aquellos que se enteran en la adolescencia.
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