A la toma oficial de posesión de este sábado como nueva presidenta de Brasil, la ex guerrillera, Dilma Rousseff, a cuya ceremonia ya han anunciado su presencia representantes de más de 130 países -más de los que asistieron a las de Lula en 2003 y en 2007-, ha querido tener a su lado en un lugar de honor a 11 amigas ex guerrilleras que compartieron con ella la cárcel durante la dictadura militar.
Juntas estuvieron presas en la década de los años setenta en la Torre de las Donzelas, como se llamaba el reparto femenino en lo alto de la cárcel Tiradentes en São Paulo, de las militantes de extrema izquierda acusadas entonces de querer implantar en Brasil el régimen comunista soviético.
Muchas de ellas no se conocían cuando fueron presas y no todas militaban en los mismos grupos de la extrema izquierda que se dividían entre los que defendían la lucha armada contra los militares -como la nueva presidenta Rousseff- y las que preferían luchar contra los militares de otras formas. En la cárcel acabaron todas amigas y ahora se reúnen como en un sueño: "Nunca hubiese imaginado que alguien de la lucha armada pudiese un día ser presidenta de la República", afirma Rita Sipahi que actuaba en el grupo Acción Popular, una abogada que preside hoy la Comisión de Amnistía del Ministerio de Justicia.
Entre las convidadas estarán la economista María Lucía Urban, que llegó embarazada a la cárcel y fue allí cuidada por Dilma. Según otra de las presas, la socióloga Lenira Machado, María Lucía y Dilma tenían una relación muy especial que mantuvieron siempre. Hoy Urban es directora del Centro de Formación Estatística del Estado de Paraná.
La nueva presidenta Rousseff fue de las que más tiempo estuvo presa: casi tres años, durante los que fue torturada durante 22 días seguidos. Lenira y Dilma eran de las guerrilleras más radicales y más activas. Lenira fue también torturada y acabó reconociendo a su torturador a quién denunció públicamente.
La periodista Rose Nogueira, otra de las compañeras de cárcel invitada a la fiesta, es la que más recuerdos tiene de la nueva presidenta durante los años de prisión. Recuerda la pasión de Dilma por los libros, de economía y clásicos de la literatura universal, sobre todo, así como por la música. Le gustaba cantar canciones populares. También se entretenía, según Nogueira, en bordar, una afición a la que dedicaba largas horas. Según ella, ya entonces una joven Dilma era una líder nata y muy solidaria con sus compañeras de cárcel.
Las otras compañeras de prisión harán de corona de honor a la primera mujer y guerrillera presidenta de Brasil, son: la arquitecta Maristela Scofield; la uruguaya María Cristina de Castro, que trabaja en el Ministerio de Minas y Energía; la psicóloga, Lucía María Salva Coelho; Francisca Eugenia Soares y las hermanas Lara de Seixas y Leda de Seixas, de una familia que luchó toda ella contra la dictadura.
Dilma afirmó después de su victoria en las urnas que en Brasil, a partir de ahora "las niñas podrán tener los mismos sueños que los niños" y prometió políticas especiales contra la discriminación de la mujer en la sociedad. Las mujeres estarán el sábado doblemente de fiesta.
Inicio de la agenda
La presidenta electa, en un anticipado inicio de su agenda internacional, recibió ayer al primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Según las palabras de Borisov a los periodistas, Rousseff se interesó en reforzar la cooperación entre Brasil y Bulgaria en las áreas de transporte ferroviario y aéreo.
Una reunión con un especial simbolismo para Rousseff, hija del inmigrante búlgaro Petar Rúsev, un comunista que emigró a Francia en 1929, luego residió en Argentina y finalmente se afincó en Brasil, donde adoptó el nombre de Pedro Rousseff para facilitar la pronunciación en portugués. El primer ministro, que estará presente en el momento en el que Luiz Inácio Lula da Silva dé la alternativa a Rousseff, reveló que le entregó a Rousseff un cuadro con el árbol genealógico de la familia Rúsev y también una foto de su abuela paterna, que la presidenta electa recibió "emocionada", dijo.
Fuente El País
Muchas de ellas no se conocían cuando fueron presas y no todas militaban en los mismos grupos de la extrema izquierda que se dividían entre los que defendían la lucha armada contra los militares -como la nueva presidenta Rousseff- y las que preferían luchar contra los militares de otras formas. En la cárcel acabaron todas amigas y ahora se reúnen como en un sueño: "Nunca hubiese imaginado que alguien de la lucha armada pudiese un día ser presidenta de la República", afirma Rita Sipahi que actuaba en el grupo Acción Popular, una abogada que preside hoy la Comisión de Amnistía del Ministerio de Justicia.
Entre las convidadas estarán la economista María Lucía Urban, que llegó embarazada a la cárcel y fue allí cuidada por Dilma. Según otra de las presas, la socióloga Lenira Machado, María Lucía y Dilma tenían una relación muy especial que mantuvieron siempre. Hoy Urban es directora del Centro de Formación Estatística del Estado de Paraná.
La nueva presidenta Rousseff fue de las que más tiempo estuvo presa: casi tres años, durante los que fue torturada durante 22 días seguidos. Lenira y Dilma eran de las guerrilleras más radicales y más activas. Lenira fue también torturada y acabó reconociendo a su torturador a quién denunció públicamente.
La periodista Rose Nogueira, otra de las compañeras de cárcel invitada a la fiesta, es la que más recuerdos tiene de la nueva presidenta durante los años de prisión. Recuerda la pasión de Dilma por los libros, de economía y clásicos de la literatura universal, sobre todo, así como por la música. Le gustaba cantar canciones populares. También se entretenía, según Nogueira, en bordar, una afición a la que dedicaba largas horas. Según ella, ya entonces una joven Dilma era una líder nata y muy solidaria con sus compañeras de cárcel.
Las otras compañeras de prisión harán de corona de honor a la primera mujer y guerrillera presidenta de Brasil, son: la arquitecta Maristela Scofield; la uruguaya María Cristina de Castro, que trabaja en el Ministerio de Minas y Energía; la psicóloga, Lucía María Salva Coelho; Francisca Eugenia Soares y las hermanas Lara de Seixas y Leda de Seixas, de una familia que luchó toda ella contra la dictadura.
Dilma afirmó después de su victoria en las urnas que en Brasil, a partir de ahora "las niñas podrán tener los mismos sueños que los niños" y prometió políticas especiales contra la discriminación de la mujer en la sociedad. Las mujeres estarán el sábado doblemente de fiesta.
Inicio de la agenda
La presidenta electa, en un anticipado inicio de su agenda internacional, recibió ayer al primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Según las palabras de Borisov a los periodistas, Rousseff se interesó en reforzar la cooperación entre Brasil y Bulgaria en las áreas de transporte ferroviario y aéreo.
Una reunión con un especial simbolismo para Rousseff, hija del inmigrante búlgaro Petar Rúsev, un comunista que emigró a Francia en 1929, luego residió en Argentina y finalmente se afincó en Brasil, donde adoptó el nombre de Pedro Rousseff para facilitar la pronunciación en portugués. El primer ministro, que estará presente en el momento en el que Luiz Inácio Lula da Silva dé la alternativa a Rousseff, reveló que le entregó a Rousseff un cuadro con el árbol genealógico de la familia Rúsev y también una foto de su abuela paterna, que la presidenta electa recibió "emocionada", dijo.
Fuente El País
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