En las gavetas de los investigadores de la Policía hay por lo menos diez casos de asesinatos y atentados contra profesionales todavía sin resolver. Estos hechos han ocurrrido durante el transcurso de los últimos doce meses, en acciones ejecutadas por alegados sicarios pagados por terceras personas hasta ahora no identificadas. Entre los muertos y heridos hay cuatro ingenieros civiles, un médico, dos abogados, un agrónomo y otros profesionales que se dedicaban al comercio.
El último en ser ejecutado por un sicario, quien lo esperaba desde la madrugada en la marquesina de su casa, fue el ingeniero civil Emilio Hernández, muerto de un disparo a la cabeza.
El pistolero que cometió el crimen se mantuvo escondido hasta que el profesional abrió la puerta frontal para recoger un periódico. Tan pronto se agachó, el asesino le disparó en la frente y huyó de inmediato. Sobre este caso, ocurrido a las 6:40 de la mañana del martes, en el sector de Las Praderas, los investigadores dijeron ayer que tenían “importantes indicios” para fines de arresto de los culpables. Eso también dijeron respecto a crímenes anteriores.
El pasado 30 de octubre, el propio jefe de la Policía, mayor general José A. Polanco Gómez, prometió que el asesinato del también ingeniero civil Humberto Pérez Saviñón, ocurrido el 29 de octubre en el ensanche Naco, sería resuelto en poco tiempo.
Pérez Saviñón era un ingeniero civil que tenía su propia empresa de construcción y fue asesinado un sábado por la mañana cuando regresaba a su casa, en pantalones cortos, luego de salir, precisamente, a comprar un periódico.
Uno de los hijos del ingeniero dijo que la familia sospechaba que su muerte pudo tener motivos, caso de una litis que mantenía con sus familiares por una herencia de terrenos en La Romana. Hasta ahora, la Policía nunca ha dicho nada respecto a las investigaciones ni ha informado de las pesquisas sobre la muerte de Víctor Pérez, uno de los hijos del ingeniero Pérez Saviñón.
El último en ser ejecutado por un sicario, quien lo esperaba desde la madrugada en la marquesina de su casa, fue el ingeniero civil Emilio Hernández, muerto de un disparo a la cabeza.
El pistolero que cometió el crimen se mantuvo escondido hasta que el profesional abrió la puerta frontal para recoger un periódico. Tan pronto se agachó, el asesino le disparó en la frente y huyó de inmediato. Sobre este caso, ocurrido a las 6:40 de la mañana del martes, en el sector de Las Praderas, los investigadores dijeron ayer que tenían “importantes indicios” para fines de arresto de los culpables. Eso también dijeron respecto a crímenes anteriores.
El pasado 30 de octubre, el propio jefe de la Policía, mayor general José A. Polanco Gómez, prometió que el asesinato del también ingeniero civil Humberto Pérez Saviñón, ocurrido el 29 de octubre en el ensanche Naco, sería resuelto en poco tiempo.
Pérez Saviñón era un ingeniero civil que tenía su propia empresa de construcción y fue asesinado un sábado por la mañana cuando regresaba a su casa, en pantalones cortos, luego de salir, precisamente, a comprar un periódico.
Uno de los hijos del ingeniero dijo que la familia sospechaba que su muerte pudo tener motivos, caso de una litis que mantenía con sus familiares por una herencia de terrenos en La Romana. Hasta ahora, la Policía nunca ha dicho nada respecto a las investigaciones ni ha informado de las pesquisas sobre la muerte de Víctor Pérez, uno de los hijos del ingeniero Pérez Saviñón.
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