Citando documentos de la época el escritor y cineasta dice que el brazo político de la conspiración fue Unión Cívica NacionaL.
El profesor Juan Bosch fue el primer Presidente electo después del ajusticiamiento de Rafael Trujillo Molina. Entonces era el líder del Partido Revolucionario Dominicano. Bosch salió del PRD en 1973 y fundó el PLD, el partido del Gobierno.
Empresarios y curas dominicanos utilizaron todo su poder de influencia económica y religiosa para estimular a las Fuerzas Armadas Dominicanas a lanzarse a la aventura del Golpe de Estado contra el Gobierno Constitucional, presidido por Juan Bosch en 1963, consigna René Fortunato en su libro “La Democracia Revolucionaria”, que será puesto en circulación esta noche.
El cineasta afirma que las actividades conspirativas de los empresarios contra el orden constitucional se realizaban, generalmente, a través de la Unión Cívica Nacional, pero también involucraron en actividades conspirativas a organizaciones empresariales como la Asociación de Industrias de la República Dominicana y al Consejo Nacional de Hombres de Empresa, como se llamaba entonces.
En cuanto a los sacerdotes, Fortunato señala que el sector más conservador de la Iglesia Católica de esos años inició una campaña contra Bosch desde antes de asumir la Presidencia de la República,y ya en el poder algunos comenzaron a conspirar directamente con los militares, como fue el caso del padre Marcial Silva, quien era Capellán de la Fuerza Aérea Dominicana en la Base Aérea de San Isidro.
El autor de la conocida serie documental “El Poder del Jefe” recuerda que el presidente Bosch, durante un discurso pronunciado desde el Palacio Nacional, acusó públicamente de conspirador al padre Marcial Silva y a un grupo de sacerdotes jesuitas que desarrollaban su labor pastoral en la Línea Noroeste a principios de los años sesenta.
Narra que las cabezas visibles del empresariado que conspiró contra el gobierno del Presidente Bosch eran Horacio Álvarez Saviñon, representante en el país de una reconocida multinacional norteamericana de bebidas gaseosas, y Marino Auffant Pimentel, quien se dedicaba a la venta de materiales de construcción y era accionista, fundador y miembro del Consejo de Directores del primer banco comercial privado de la República Dominicana después de Trujillo.
Indica que como sabían que no podrían ejecutar un Golpe de Estado sin el visto bueno del gobierno de los Estados Unidos, designaron en Washington, D.C. a un cabildero que hizo esfuerzos por influir en esferas del poder norteamericano, para tratar de convencer a funcionarios de la administración Kennedy de que el Gobierno dominicano estaba infiltrado de comunistas y que en cualquier momento podrían tomar el poder en la República Dominicana.
“Poniendo el comunismo como un peligro inminente, presionaron para que el Gobierno norteamericano diera el visto bueno y se involucrara en el derrocamiento del Presidente Bosch y el orden constitucional vigente”, relata.
Añade que esa labor de cabildero contra la incipiente democracia y a favor de un Golpe de Estado la llevaba a cabo J. Antonio Bonilla Atiles (“Toño”), ex embajador dominicano en Washington durante el gobierno del Consejo de Estado, presidido por Rafael F. Bonnelly.
Según Fortunato, durante la huelga de comerciantes del 20 de septiembre de 1963, contra Bosch, empresarios dominicanos repartieron dinero entre los comerciantes de la capital para que cerraran sus negocios en apoyo a la huelga contra el Gobierno Constitucional. Esta afirmación está basada en documentos del Gobierno norteamericano.
Esas y muchas otras revelaciones están incluidas en el libro escrito por René Fortunato titulado “La Democracia Revolucionaria –Imágenes y documentos del Gobierno Constitucional de 1963, presidido por Juan Bosch-, que será puesto circular esta noche en un acto en la sala Principal del Teatro Nacional, a las 8: 00 de la noche.
El 24 de septiembre próximo se cumplirán 47 años del golpe de Estado contra el gobierno constitucionalmente elegido, derrocado la madrugada de ese día en 1963.
El libro de Fortunato tiene dos prólogos, uno del presidente de la Academia Dominicana de la Historia, doctor Frank Moya Pons, y otro del ministro de la Presidencia, doctor Cesar Pina Toribio.
También una nota introductoria de Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado de la República, institución que patrocina la primera edición de este libro.
Durante el acto en el Teatro Nacional, René Fortunato presentará un nuevo documental titulado “La dignidad nunca muere”, en el cual mostrará una serie de aspectos del Gobierno Constitucional de 1963 que no fueron incluidos en su conocido largometraje documental “Bosch: Presidente en la frontera imperial”, estrenado el año pasado y premiado en varios festivales internacionales de cine, incluidos dos premios Casandra como mejor director y como mejor producción cinematográfica.
También será proyectado un reportaje especial sobre el libro y el ensayo democrático de 1963, en el cual participan los historiadores Roberto Cassá, Juan Daniel Balcácer, Franklin Franco, Bernardo Vega, Hugo Tolentino Dipp, Mu-kieng Adriana Sang Ben, Luis Gómez Pérez, José Luis Sáez, Euclides Gutiérrez Félix y Jaime de Jesús Domínguez.
Consecuencias del golpe. El autor de La Trinchera del Honor dijo que el libro “La Democracia Revolucionaria” le permitirá a los lectores comprobar que de no haberse producido el Golpe de Estado de 1963, la sociedad dominicana no estuviera padeciendo muchos de los males que actualmente la afectan.
Entre esos males citó la crisis de energía eléctrica, la delincuencia y la corrupción. Fortunato cree que una parte del empresariado dominicano es corresponsable de esos males actuales, sobre todo el de la corrupción, el cual influye poderosamente en los otros dos males citados.
Al auspiciar el derrocamiento del presidente Bosch, que no toleraba ningún tipo de corrupción, algunos empresarios se sirvieron con la cuchara ancha en el gobierno del Triunvirato, considerado uno de los gobiernos más corruptos que ha tenido la República Dominicana en toda su historia, afirma Fortunato.
“Es durante el Triunvirato que los sectores conservadores del empresariado dominicano diseñan e imponen el modelo de país que ellos querían, ese modelo donde el dinero tiene un valor absoluto, en desmedro de valores fundamentales que deben caracterizar a una sociedad civilizada y moderna, humanísticamente hablando”.
Aseguró que el desorden de valores que afecta la sociedad, con sus secuelas directas de corrupción y violencia, es responsabilidad, en gran medida, de los sectores sociales que auspiciaron el Golpe de Estado de 1963 y que ahora disfrutan de una cuota del poder económico y político del país.
René Fortunato afirmó que La Democracia Revolucionaria que pregonó Bosch desde la Presidencia de la República y el modelo de país que concibió y que está retratado en la Constitución de 1963, es todavía una tarea pendiente de la sociedad dominicana.
Periodico Hoy
El profesor Juan Bosch fue el primer Presidente electo después del ajusticiamiento de Rafael Trujillo Molina. Entonces era el líder del Partido Revolucionario Dominicano. Bosch salió del PRD en 1973 y fundó el PLD, el partido del Gobierno.
Empresarios y curas dominicanos utilizaron todo su poder de influencia económica y religiosa para estimular a las Fuerzas Armadas Dominicanas a lanzarse a la aventura del Golpe de Estado contra el Gobierno Constitucional, presidido por Juan Bosch en 1963, consigna René Fortunato en su libro “La Democracia Revolucionaria”, que será puesto en circulación esta noche.
El cineasta afirma que las actividades conspirativas de los empresarios contra el orden constitucional se realizaban, generalmente, a través de la Unión Cívica Nacional, pero también involucraron en actividades conspirativas a organizaciones empresariales como la Asociación de Industrias de la República Dominicana y al Consejo Nacional de Hombres de Empresa, como se llamaba entonces.
En cuanto a los sacerdotes, Fortunato señala que el sector más conservador de la Iglesia Católica de esos años inició una campaña contra Bosch desde antes de asumir la Presidencia de la República,y ya en el poder algunos comenzaron a conspirar directamente con los militares, como fue el caso del padre Marcial Silva, quien era Capellán de la Fuerza Aérea Dominicana en la Base Aérea de San Isidro.
El autor de la conocida serie documental “El Poder del Jefe” recuerda que el presidente Bosch, durante un discurso pronunciado desde el Palacio Nacional, acusó públicamente de conspirador al padre Marcial Silva y a un grupo de sacerdotes jesuitas que desarrollaban su labor pastoral en la Línea Noroeste a principios de los años sesenta.
Narra que las cabezas visibles del empresariado que conspiró contra el gobierno del Presidente Bosch eran Horacio Álvarez Saviñon, representante en el país de una reconocida multinacional norteamericana de bebidas gaseosas, y Marino Auffant Pimentel, quien se dedicaba a la venta de materiales de construcción y era accionista, fundador y miembro del Consejo de Directores del primer banco comercial privado de la República Dominicana después de Trujillo.
Indica que como sabían que no podrían ejecutar un Golpe de Estado sin el visto bueno del gobierno de los Estados Unidos, designaron en Washington, D.C. a un cabildero que hizo esfuerzos por influir en esferas del poder norteamericano, para tratar de convencer a funcionarios de la administración Kennedy de que el Gobierno dominicano estaba infiltrado de comunistas y que en cualquier momento podrían tomar el poder en la República Dominicana.
“Poniendo el comunismo como un peligro inminente, presionaron para que el Gobierno norteamericano diera el visto bueno y se involucrara en el derrocamiento del Presidente Bosch y el orden constitucional vigente”, relata.
Añade que esa labor de cabildero contra la incipiente democracia y a favor de un Golpe de Estado la llevaba a cabo J. Antonio Bonilla Atiles (“Toño”), ex embajador dominicano en Washington durante el gobierno del Consejo de Estado, presidido por Rafael F. Bonnelly.
Según Fortunato, durante la huelga de comerciantes del 20 de septiembre de 1963, contra Bosch, empresarios dominicanos repartieron dinero entre los comerciantes de la capital para que cerraran sus negocios en apoyo a la huelga contra el Gobierno Constitucional. Esta afirmación está basada en documentos del Gobierno norteamericano.
Esas y muchas otras revelaciones están incluidas en el libro escrito por René Fortunato titulado “La Democracia Revolucionaria –Imágenes y documentos del Gobierno Constitucional de 1963, presidido por Juan Bosch-, que será puesto circular esta noche en un acto en la sala Principal del Teatro Nacional, a las 8: 00 de la noche.
El 24 de septiembre próximo se cumplirán 47 años del golpe de Estado contra el gobierno constitucionalmente elegido, derrocado la madrugada de ese día en 1963.
El libro de Fortunato tiene dos prólogos, uno del presidente de la Academia Dominicana de la Historia, doctor Frank Moya Pons, y otro del ministro de la Presidencia, doctor Cesar Pina Toribio.
También una nota introductoria de Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado de la República, institución que patrocina la primera edición de este libro.
Durante el acto en el Teatro Nacional, René Fortunato presentará un nuevo documental titulado “La dignidad nunca muere”, en el cual mostrará una serie de aspectos del Gobierno Constitucional de 1963 que no fueron incluidos en su conocido largometraje documental “Bosch: Presidente en la frontera imperial”, estrenado el año pasado y premiado en varios festivales internacionales de cine, incluidos dos premios Casandra como mejor director y como mejor producción cinematográfica.
También será proyectado un reportaje especial sobre el libro y el ensayo democrático de 1963, en el cual participan los historiadores Roberto Cassá, Juan Daniel Balcácer, Franklin Franco, Bernardo Vega, Hugo Tolentino Dipp, Mu-kieng Adriana Sang Ben, Luis Gómez Pérez, José Luis Sáez, Euclides Gutiérrez Félix y Jaime de Jesús Domínguez.
Consecuencias del golpe. El autor de La Trinchera del Honor dijo que el libro “La Democracia Revolucionaria” le permitirá a los lectores comprobar que de no haberse producido el Golpe de Estado de 1963, la sociedad dominicana no estuviera padeciendo muchos de los males que actualmente la afectan.
Entre esos males citó la crisis de energía eléctrica, la delincuencia y la corrupción. Fortunato cree que una parte del empresariado dominicano es corresponsable de esos males actuales, sobre todo el de la corrupción, el cual influye poderosamente en los otros dos males citados.
Al auspiciar el derrocamiento del presidente Bosch, que no toleraba ningún tipo de corrupción, algunos empresarios se sirvieron con la cuchara ancha en el gobierno del Triunvirato, considerado uno de los gobiernos más corruptos que ha tenido la República Dominicana en toda su historia, afirma Fortunato.
“Es durante el Triunvirato que los sectores conservadores del empresariado dominicano diseñan e imponen el modelo de país que ellos querían, ese modelo donde el dinero tiene un valor absoluto, en desmedro de valores fundamentales que deben caracterizar a una sociedad civilizada y moderna, humanísticamente hablando”.
Aseguró que el desorden de valores que afecta la sociedad, con sus secuelas directas de corrupción y violencia, es responsabilidad, en gran medida, de los sectores sociales que auspiciaron el Golpe de Estado de 1963 y que ahora disfrutan de una cuota del poder económico y político del país.
René Fortunato afirmó que La Democracia Revolucionaria que pregonó Bosch desde la Presidencia de la República y el modelo de país que concibió y que está retratado en la Constitución de 1963, es todavía una tarea pendiente de la sociedad dominicana.
Periodico Hoy
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